Mercedes Pérez Bergliaffa. Otra versión de la historia

Otra versión de la historia.

Cristina Piffer en el país de la sangre

Usando con prolijidad quirúrgica materiales sucios como grasa, tripa y sangre de vaca, esta genial artista construye su propia metáfora sobre cómo se formó la Argentina.

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"Braceros", 2018.

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Mercedes Pérez Bergliaffa

01/11/2019 - 18:05

·         Clarín.com

·         Revista Ñ

·         Arte

Un importante grupo de obras de la artista Cristina Piffer reúne La herencia indócil de los espectros, la exposición que actualmente puede visitarse en el espacio de arte de la Fundación OSDE. Abarcando prácticamente sus últimos veinte años de producción, el conjunto de trabajos comprende series diferentes: los realizados a fines de los años 90/comienzos de los 2000 hasta 2010; y otros de origen reciente. En estos se ve, en lugar de una materialidad super-expresiva (como en el conjunto de trabajos creados con anterioridad, ya más conocido por el público cercano a la obra de la artista), la utilización sucesiva, repetitiva, de materiales de archivos importantes para la historia argentina: Piffer hace uso en ellos de extractos o fragmentos de los archivos del Arzobispado de la Ciudad de Buenos Aires: las actas de bautismo, los registros vinculados a los pobladores originarios presos, cautivos en la isla Martín García (un espacio complejo desde 1516 y de rumbo cambiante). En estas piezas, la creadora hace foco en los años en que la isla se utilizó como “lugar de destierro, presidio y genocidio”, los de la Conquista del Desierto, detalla la creadora. Pero la artista también crea a partir de parte de los archivos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata: una serie de fotografías tomadas a comienzos del siglo XX en la colonia del ingenio azucarero La Esperanza, en Jujuy. Ambos corpus de archivos son importantes testimonios que exponen (por sí mismos) momentos históricos complejos. Piffer los toma, cita o se apropia de ellos, para mostrarlos de una forma diferente, con el propósito que ella misma comenta: poder contar la historia de otra manera. Quizás aquí cabría, entonces, preguntarse de cuántas formas es posible narrar o comunicar la historia. O si quizás también, al fin y al cabo, la historia y sus lecturas no son más que vacilaciones que, cada tanto, se amenazan a sí mismas con cambiar su propia estabilidad. Porque podría ser posible que no exista otro acontecimiento más que el de la mediación. Quizás la verdad del acontecimiento (histórico) no sea más que la verdad de su posible representación. Por lo tanto, ¿podría pensarse la verdad como, en realidad, una verdad de la mediación…? La pregunta queda abierta.

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Cristina Piffer, La herencia indócil de los espectros. Apertura de arte Revista Ñ. Foto: Alejandro Almaraz.

Pero en los trabajos de esta artista se agrega otro nivel de complejidad que es fundamental, en especial en vínculo con los trabajos de comienzos de los años 2000: se relaciona con la materialidad de las obras. Ellas no tratan fundamentalmente sobre citas de documentos escritos, textuales, sino que manifiestan la creación de objetos mucho más complejos técnica y conceptualmente, donde la técnica posee un peso específico esencial, conceptual. Ocurre en “Senda patria” (de 1999), uno de los trabajos más impactantes: un “camino” de “baldosas” realizadas con carne vacuna, acrílico y resina poliéster transparente sobre una chapa de hierro. O en la obra realizada con sangre bovina deshidratada sobre una mesa de acero inoxidable y acrílico, “41 millones de hectáreas” (2010), aquellas tomadas por el ejército a los pueblos originarios, a fines del siglo XIX, comenta la artista. Aunque en “Lonja” (2002), en cambio, Piffer trabajó con cuero crudo y acero. Las producciones realizadas con bloques de grasa que portan inscripciones grabadas son todas impresionantes, rotundas tanto perceptiva y conceptualmente.

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41 millones de hectáreas (detalle), 2010. Sangre bovina deshidratada sobre mesa de acero inoxidable y batea de acrílico. 70 x 105 x 70 cm. Foto: Estudio Ledesma Hueyo.

A diferencia de ellas, en la serie de obras recientes, la materialidad es importante pero no fundamental: aquí es el contenido de los archivos el que pasa a cobrar un protagonismo esencial. Se observa en ese mural plateado que recibe al público en la entrada de la muestra, “300 actas” (2017), que mantiene una doble presencia: por un lado, toma cuerpo en un mural creado a partir de decenas de hojas metálicas plateadas que comunican parte de esas actas; son piezas realizadas a partir de los registros de bautismo de los Libros Sacramentales de 1897 de la isla Martín García. Las hojas metálicas con fragmentos de actas conforman el mural. “De allí el nombre de la serie a la que pertenece la obra, “Argento”, comenta la artista. “Se trata del cuestionamiento de la misma raíz argentina, acerca de cómo fue nombrado nuestro país. Las láminas plateadas evocan el imaginario colonial de la plata como material”.

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Sin título, de la serie "Trenzados", 2002. Tripas vacunas en agua y formol, recipientes de vidrio y mesa de acero inoxidable. 105 x 120 x 65 cm.

Por otro lado, el archivo del Arzobispado y estas actas dieron lugar, también, a un video producido en conjunto por la artista y Félix Torres, bajo la dirección de Ariel Riveiro Díaz y la colaboración de la UNTREF. Sobre este audiovisual la artista cuenta a Ñ acerca del proceso de producción: “Un grupo de alumnos de la escuela de artes en donde Félix da clases, situada en el conurbano, lee en voz alta y a coro los nombres mencionados en las 300 actas de bautismo de los indígenas” (se refiere a algunos de los nombres de los pobladores originarios que pasaron por la isla Martín García, presentes en el archivo del Arzobispado). La filmación del video tuvo varios momentos, dice la artista, y todos fueron emocionantes y complejos, comenta. “Hicimos una primera lectura coral en la escuela. Es una escuela en la que hay otros colores. Para producir el video, visité el establecimiento, hablé con los chicos. Lo que ellos hacen es leer las 300 actas de bautismo que encontré en el Arzobispado”. Esta lectura coral se repitió en la ex ESMA. “Fue muy conmovedor”, detalla la artista.

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"Braceros", 2018 (detalle)

El título de la exposición plantea, también interrogantes, al definir como “espectros” a las personas que aparecen retratadas, documentadas. Sería interesante aquí, también, poder preguntarnos acerca de estos “espectros” que menciona el título de la exposición desde posiciones diversas, e indagar si realmente se trata de espectros o si los trabajos que son el nodo de la muestra –los más recientes, aquellos que exponen materiales de archivos, retratos de ascendientes y descendientes de pueblos originarios cuyos parientes siguen estando, en la actualidad, presentes, vivos– poseen una cualidad de “espectro” relativa. O quizás, directamente no se trate verdaderamente de espectros sino que su posicionamiento, su definición, su nominación podría delimitarse más exactamente de otra forma.

¿Pero qué tipo de espectros intentan comunicarnos, expresarnos Piffer en su exhibición? “Me interesa trabajar sobre los relatos escamoteados”, comenta la artista. “Me interesa recuperar los nombres que estaban perdidos”. Para ello la creadora –junto al curador de la muestra, Fernando Davis– seleccionaron estos dos grandes grupos de obras vinculadas a la Conquista del Desierto.

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Vista de sala.

Respecto a los trabajos realizados en torno a los archivos del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, Piffer cuenta que los vio por primera vez en la exposición que realizó el colectivo GUIAS (en 2014 en el Parque de la Memoria). Y esta fue una muestra, quizás, a medias curiosa: el colectivo GUIAS -compuesto por estudiantes de antropología de la Universidad Nacional de la Plata- presentó un conjunto de retratos de personas vinculadas a La Esperanza y al Museo de La Plata, a fines del siglo XIX, sin brindar demasiados detalles acerca del uso que durante ese período se hacía de los materiales visuales de pueblos no europeos, de culturas poco conocidas para la historia canónica hasta entonces.

Atención, entonces, a esta exposición de Piffer: presenta temas delicados, justo en ese punto en el que aparecen dimensiones escurridizas, pantanosas. En este caso, las obras demandan exigencias estéticas pero también, forzosamente, preguntas éticas. Y un conocimiento amplio.

Cristina Piffer. La herencia indócil de los espectros.

Lugar: Espacio de Arte Fundación OSDE, Arroyo 807. Fecha: hasta el 14 de diciembre. Horario: lunes a sábados, 12 a 20. Entrada: gratis.

 

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Cristina Piffer.

Cristina Piffer

Buenos Aires, 1953

Egresó de la Facultad de Arquitectura de la UBA. Estudió con Alejandro Puente. En 1998, presentó Como carne y uña, su primera muestra, en el Centro Cultural Borges. Desde entonces, expuso regularmente en espacios públicos y privados de la Argentina y el exterior. En 2002, fue premiada como Artista del año por la Asociación de Críticos de Arte y distinguida con Diploma de Honor en los Premios Konex, en la categoría Objetos